Para realizar un buen examen de la morfología del tobillo y la parte superior del pie de un niño, es necesario observarlos bien de cerca.
El niño debe estar de pie y bien apoyado sobre sus pies. Esto es muy importante porque un pie no tiene para nada la misma forma cuando está apoyado que cuando no lo está. El mismo pie puede parecer fino cuando el niño está sentado, pero ser gordito una vez que esté de pie.
Nuestros peques deben estar descalzos y con los tobillos claramente visibles. Por supuesto, el pie no debe quedar oculto por nada cuando queramos valorar su morfología. Si lleva calcetines, no podremos obtener la forma real de su pie. De igual modo, si lleva unos pantalones que le llegan por los tobillos, nos complicaremos la tarea.
Las fotos deben tomarse a la altura de los pies, de perfil. Así observaremos mejor el ancho del tobillo (fino, medio o regordito) y el empeine del pie (para ver si se trata de un empeine bajo, medio o alto). Por tanto, no hagáis las fotos desde arriba, de frente, desde abajo…
El tobillo: puede ser fino, medio o regordito. Decimos que es fino si es pequeño en relación con la longitud del pie o si el maléolo sobresale. Si, por el contrario, es bastante ancho y rellenito, se dice que es regordito. Si está entre los dos, decimos que es medio.
El empeine del pie: puede ser más o menos voluminoso. El empeine será bajo si la altura del pie no es muy grande y la parte superior del pie es más bien plana. El empeine del pie será alto si hay mucho volumen en la parte superior, si el pie es muy redondeado en la parte delantera o en el centro, o si tiene una protuberancia. Si el pie no es ni muy fino ni muy voluminoso, entonces es talla media.
Es importante que nos lo tomemos en serio, este examen determinarán qué modelo es el adecuado para el pie de nuestro peque. Un pie no calzará el mismo tipo de zapato si es fino, plano, normal o regordete.
Ojo: la morfología del pie de tu pequeño gigante cambia con el tiempo. El desarrollo puede ocurrir muy rápidamente, por lo que es importante reexaminar periódicamente la morfología de los pies de tu peque. Las medidas han podido cambiar de hace unos meses a ahora, por lo que los zapatos que le valían antes ¡pueden no ser los adecuados ahora! Es posible que tengas que cambiar de marca de zapatos si los que solía usar tu peque ya no coinciden con su tipo de pie.